viernes, 5 de abril de 2013

MANUEL SONSECA EN ALGECIRAS

El fotógrafo Manuel Sonseca expone su más reciente trabajo, titulado “Lisboa Revisitada”, en la sede de UFCA (Avenida Fuerzas Armadas, 26, bajos. Algeciras (Cádiz). La muestra reúne una colección de fotografías tomadas en distintas visitas del artista madrileño a la capital portuguesa, entre 1988 y 2010. Manuel Sonseca ha sabido plasmar en sus imágenes toda la poesía y “saudade” presente en cada rincón de la ciudad lusa. (hasta el  5 de abril de 2013)

Lisboa no es un lugar, es un estado de ánimo. Lisboa es un estado de ánimo que Pessoa retrató con palabras y que Manuel Sonseca ha escrito con imágenes. Lisboa es un pájaro fosilizado para siempre en el cristal de una ventana, es un coche aparcado al borde de un abismo, un conjunto de líneas tejidas de sombras o dos estelas de tranvía sobre el suelo siempre próximas, pero condenadas a no encontrarse jamás. Las posibilidades se multiplican a cada segundo. Vértigo. Contra el vértigo, nada mejor que respirar a fondo y dejarse llevar. Clic. Lo que antes era un mar infinito, ahora es un barco que podría llamarse ‘Saudade; lo que una vez fue un maniquí, ahora es la espera de lo que está por venir. Siempre en blanco y negro. El fotógrafo cuenta historias de la ciudad y lo hace siempre en blanco y negro porque sus flores, como diría el poeta, “son color de sombra”.


Juan Manuel Bonet habla de la poesía con cámara, cuando escribe sobre estas imágenes tomadas en Lisboa y PepBenlloch se refiere a una documentación subjetiva al analizar, en su conjunto, mis fotografías. El término autorreportaje, acuñado por Adolfo Montejo, también sería válido a la hora de clasificar el resultado de mi labor fotográfica: metáforas visuales, instantes sugeridos, porque la fuerza de lo visible reposa en su capacidad de sugerir lo que no se ve, como planteaba Paul Klee; y sin duda, la evocadora presencia del tiempo –que a veces se antoja proustiano y que la fotografía representa como ningún otro arte- permanecen constantes en estas imágenes como reflejo de la propia ciudad: la atmosfera palpable de su luz atlántica, los olores especiados del Casi do Sodré, la geometría de las calles de La Baixa…, y de fondo siempre el mar como figura universal y primigenia de la vida y de todo lo que en ella acontece. 

En definitiva una aproximación fotográfica al sentimiento pessoano de saudade, y a su celebrar, con este libro, el cumplimiento de una deuda adquirida desde aquel momento, ahora muy lejano, en que pisé por vez primera los viejos adoquines de Lisboa.


Manuel Sonseca







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